Alfredo Landaverde: «Si por decir la verdad me van a matar, bienvenida sea la muerte»

  • A siete años de su asesinato, el legado de Landaverde sigue impulsando nuestro compromiso por luchar contra la corrupción e impunidad.

Tegucigalpa. Este viernes se conmemoran siete años del asesinato de Alfredo Landaverde, hondureño ejemplar que con su legado nos llama a seguir firmes en busca de la justicia.

Landaverde, quien fue coordinador de la Dirección de Lucha contra el Narcotráfico (DLCN) y e experto en temas de seguridad, fue acribillado por sicarios la mañana del 7 de diciembre de 2011, a la altura de la colonia 21 de Octubre de Tegucigalpa, mientras se conducía en su automóvil junto a su esposa.

Reconocido por su lucha contra el narcotráfico y la corrupción, manifestaba constantemente su compromiso con la verdad y la justicia. Si por decir la verdad me van a matar, bienvenida sea la muerte”, decía el zar antidrogas.

“Lo hecho por Alfredo Landaverde trasciende una vida común, él fue un hondureño que luchó por la verdad, luchó por el combate al crimen y contra el narcotráfico, y dio su vida por ello; ahora nuestra tarea es continuar trabajando por mantener vivo ese legado de que haya justicia para todos”, expresó Hilda Caldera, viuda de Alfredo Landaverde y presidenta de la fundación Alfredo Landaverde.

Días antes del asesinato, Landaverde apareció en un programa de la televisión hondureña para denunciar la corrupción dentro de las fuerzas de seguridad y sus conexiones con el crimen organizado. También reveló quiénes fueron los funcionarios de seguridad responsables por el asesinato de Julián Arístides Gonzales, quien entonces fungía como titular de la DNLC.

El legado de Landaverde representa una lucha verdadera y valiente por la justicia, motivación que impulsa a organizaciones de sociedad civil, como las aglutinadas en la Alianza por la Paz y la Justicia (APJ), a continuar uniendo esfuerzos para tener un país donde los hondureños tengan justicia y se le haga frente a la impunidad.